¿No tienes la sensación de que, muchas veces, tus palabras no se corresponden con tus actos? ¿De que no te entiendes ni tú? ¿De que nadie te va a entender o te entiende?
Todo eso son mentiras. Excusas y mentiras.
Seamos realistas, más de la mitad de la población ha vivido ya, exactamente, las mismas situaciones que nosotros antes, y nos empeñamos en no hacerles caso, en no escuchar, en no aprender.
Somos completamente idiotas. Hacemos de nuestras tonterías mundos, y cuanto más lo pensamos, más grande es ese planeta que hemos creado en nuestra cabeza, y más, y más y más... y al final... ¡Pum! Explotamos, lloramos, saltamos de rabia, pegamos a las cosas, nos deprimimos, deprimimos a los demás, y así siempre, siempre y siempre.
Somos adolescentes, no van a parar de pasarnos estas cosas hasta que nos demos los suficientes golpes como para empezar a reaccionar. Pero tampoco hay que ser masoquista.
Si la vida te da limones, haz limonada, no te los exprimas en los ojos para que la gente vea que sufres, eso no sirve de nada.
Así que ya sabes. ConRazón. Pensar las cosas antes de decirlas o hacerlas. Actúa siempre siendo consecuente, si no sabes, fuera de aquí.
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